¿Qué es la competencia espiritual?
“La aventura de conocer el fondo”
La inteligencia espiritual es una modalidad de inteligencia que nos faculta para desarrollar determinadas actividades que no están contempladas en otras modalidades de inteligencia; por ejemplo, preguntarse por el sentido de la existencia, maravillarse delante de la realidad, valorar los propios actos, darse gratuitamente y, sobre todo, preguntarse por las últimas preguntas: dónde voy, de dónde vengo, cuál es el sentido de la existencia).
La inteligencia espiritual es muy útil en la vida práctica porque nos permite tomar distancia, respecto a nuestro cuerpo, nuestras acciones, nuestras convicciones y principios, nos permite sentirnos parte integrante de un todo, nos permite derrumbar fronteras, barreras, actitudes sectarias, permite captar lo esencial. La inteligencia espiritual nos faculta para una vida mucho más libre; los hombres espiritualmente inteligentes se caracterizan por su capacidad de libertad de opinión, pensamiento, movimiento.
Desde esta idea de inteligencia, entendemos por competencia espiritual la capacidad de construir la propia identidad personal y descubrir el sentido de la vida. Se trata de una capacidad latente, está ahí pero requiere de cultivo, necesita la interacción, necesita la estimulación, necesita la vinculación para que se despierte y se desarrolle. Por lo tanto, es necesaria una educación de la inteligencia espiritual y requiere de procesos educativos como el resto de inteligencias.
La inteligencia espiritual es una modalidad de inteligencia que nos faculta para desarrollar determinadas actividades que no están contempladas en otras modalidades de inteligencia; por ejemplo, preguntarse por el sentido de la existencia, maravillarse delante de la realidad, valorar los propios actos, darse gratuitamente y, sobre todo, preguntarse por las últimas preguntas: dónde voy, de dónde vengo, cuál es el sentido de la existencia).
La inteligencia espiritual es muy útil en la vida práctica porque nos permite tomar distancia, respecto a nuestro cuerpo, nuestras acciones, nuestras convicciones y principios, nos permite sentirnos parte integrante de un todo, nos permite derrumbar fronteras, barreras, actitudes sectarias, permite captar lo esencial. La inteligencia espiritual nos faculta para una vida mucho más libre; los hombres espiritualmente inteligentes se caracterizan por su capacidad de libertad de opinión, pensamiento, movimiento.
Desde esta idea de inteligencia, entendemos por competencia espiritual la capacidad de construir la propia identidad personal y descubrir el sentido de la vida. Se trata de una capacidad latente, está ahí pero requiere de cultivo, necesita la interacción, necesita la estimulación, necesita la vinculación para que se despierte y se desarrolle. Por lo tanto, es necesaria una educación de la inteligencia espiritual y requiere de procesos educativos como el resto de inteligencias.