¿Qué es la oración?
“Saberte conmigo”
Es un encuentro interpersonal, diálogo de secreta amistad con quien sabemos nos ama. Por medio de ella nos unimos a Cristo: “Vivamos con Cristo, aprendamos a conocer a Cristo por medio de la oración; y conociéndole y tratando con Él, le amaremos y nos encenderemos en caridad” (Marcelo Spínola).
La oración es un misterio de relación y de intimidad. Dios es el protagonista principal, suya es la iniciativa, así se nos revela en todo el relato bíblico como un Dios buscador incansable de relación y de alianza, Dios sigue cercándonos con paciente obstinación por ver si consigue rendir nuestras resistencias (“Mira, voy a seducirla, llevándomela al desierto y hablándole al corazón”, Os 2, 16).
Además la oración surge del anhelo profundo del ser humano: “Necesitamos comunicarnos con alguien. La oración es el desahogo del alma con el amigo que no se muda, sino, antes siempre fiel, se interesa por nosotros, con nosotros siente, y de los tesoros infinitos de su corazón saca consolaciones inefables que nos alientan y riquezas de virtud que nos sostienen” (Marcelo Spínola).
Es una relación que posibilita el crecimiento personal y espiritual de las personas, para propiciar una respuesta creyente. Se puede concretar mediante una serie de rasgos que lo definen:
• Es un proceso. El proceso de guiar y cuidar, estando “al lado” de las personas no como quién dirige, sino como quien ayuda, habiendo hecho uno mismo el propio proceso. Se orienta a la realización plena de la persona.
• Es una ayuda dada por un cristiano a otro, para que pueda descubrir la presencia y acción de Dios en su vida.
• Es un encuentro personal en la fe que hace posible que la persona pueda leer su propia vida, como historia de salvación.
• Es una oportunidad para personalizar la fe, descubriendo el proyecto singular que Dios “sueña” para cada persona.