La Pascua de vuelta a casa de la mano de Javier Montes, SJ. Un adelanto perfecto a Pentecostés
El pasado mes de abril, volvimos a celebrar juntos la Pascua de la Resurrección del Señor en un encuentro de tres días celebrado en Corteconcepción (Huelva), y en el que tuvimos la suerte de contar con Javier Montes Maury SJ, jesuita al servicio de la Compañía de Jesús desde hace más de veinte años. Irene Gutiérrez, asistente al encuentro, nos cuenta su experiencia en primera persona:
A pesar de llevar muchas, muchísimas Pascuas a mis espaldas, la Pascua 2023 ha sido todo un descubrimiento. Muchos os preguntareis por qué, siendo la Pascua una celebración que se repite año tras año y cuyo spoiler es también el más famoso y viral de toda la historia (si, al final, Jesús resucita).
Pues ha sido un descubrimiento, en primer lugar, porque es la primera vez que he ido, no porque yo haya querido, sino porque el Señor se ha empeñado muy mucho en que yo vaya. Y es que seguro que muchos de vosotros os habéis encontrado con personas de las que os fiais ciegamente y que os trasmiten seguridad, ¿verdad? Pues así apareció este año el Señor, poniendo en mi vida personas que sabes que van a buscar lo mejor para ti. Y no puedo más que estar agradecida por ello.
En segundo lugar, porque he vuelto a conectar con el Viernes Santo. Y no precisamente porque haya echado de menos el potaje sino porque me ha ayudado mucho a conectar con los viernes santos que viven diariamente tantas personas, muchas de ellas, más cerca de lo que pensamos.
Y en todo esto ha tenido mucha culpa el sacerdote que nos acompañaba, el equipo que lo ha organizado y las personas con las que compartí esos tres días. Javier Montes, el jesuita que ha estado con nosotros ha sido un acierto total. Participó como uno más desde el primer momento, sin afán de protagonismo, poniendo a Dios en el centro y con una sensibilidad social enorme. El equipo ha sabido combinar perfectamente las personalidades de cada uno de sus integrantes haciendo una Pascua muy rica en matices; un adelanto perfecto a Pentecostés, en el que cada uno puso al servicio de los demás, lo que mejor sabía hacer. Y un grupo de personas con las que reafirmé el sentido de pertenencia a una misma familia. Ese volver a casa sin importar el tiempo que haya pasado. Esos momentos en los que se pudo y se puede compartir desde la verdad, de corazón a corazón sin que nadie juzgue, sintiéndote libre y querido tal y como eres.