El primer encuentro de Celia y Marcelo
30 de octubre de 1874
Esa mañana de hace 150 años se cruzaron por primera vez dos historias. Hoy celebramos sus vidas, que se hicieron respuesta de Dios, y que es hoy nuestra historia.
Celia Méndez había vuelto a Sevilla junto a su madre. Tras la muerte de Paulino, su marido, el 16 de agosto, se habían quedado un tiempo en Puente Genil, en la casa familiar. Tenía mucho que asumir, mucho que cuestionar, mucho que reordenar.
Esos días en Puente Genil había leído “Introducción a la vida devota” de San Francisco de Sales y buscaba un sacerdote para afrontar ese vuelco que había dado su vida. Sus amigas le hablaron del cura de San Lorenzo, Don Marcelo. Celia con 30 años y casi 12 de matrimonio era ahora la marquesa viuda de la Puebla. Una joven de luto haciéndose muchas preguntas.
Marcelo tenía 39 y llevaba 3 como párroco de San Lorenzo. Un joven abogado que se había hecho sacerdote diez años atrás. Para entonces había crecido su fama de confesor y de santo. Se involucraba en cuanto en la ciudad ocurría, siempre desde una mirada humilde y acogedora.
La mañana del 30 de octubre de 1874 entró Celia en San Lorenzo para confesarse con él.
Esa mañana cambió tu vida
De aquel encuentro pasaron 10 años hasta que en julio de 1885 fundaran la Congregación de Esclavas del Divino Corazón. Decir 10 años puede parecer lento. Son muchos días con sus mañanas y sus noches. Sin embargo, mirar el tiempo con esta perspectiva de eficacia y de resultados es una mirada bastante incompleta.
El reino de Dios crece lentamente en medio de la vida, en lo sencillo, en lo insospechado, donde menos se le espera. El ritmo de Dios no es el nuestro. Poco tiene que ver con los triunfos rápidos.
El Señor tejió en el corazón de ambos pequeñas y grandes respuestas, pequeñas y grandes búsquedas, pequeños y grandes proyectos. Si ahondamos en estos 10 años nos encontramos a dos personas contrastando sus vidas, su entorno y su tiempo y siendo respuesta concreta cada uno de esos días.
¿Serán así los sueños de Dios? ¿Serán proyectos a mirar con perspectiva para descubrir su presencia? Tantas veces queremos vernos y ver todo completo, terminado y pedimos la gran respuesta en nuestra oración. Y Su respuesta es hoy, ahora, en lo que vives, en lo que te cuestionas, en lo que ocurre a tu alrededor. Su proyecto con nosotros es hoy, es constante.
Celebramos que aquella mañana cambió nuestras vidas
Tal vez te lo hayas planteado alguna vez ¿Serías la misma persona si no te hubieras rozado con la familia Spínola? Con ese primer encuentro de Marcelo y Celia llegaron muchos otros después hasta llegar a ti, muchas historias que se hicieron respuesta de Dios en cada circunstancia.
Y entonces, tú, en ese hilo humano de personas, tienes en tus manos el núcleo de la experiencia personal de un Dios que no deja de mirarte, la inquietud ante lo que ocurre a tu alrededor, la mirada interesada ante lo más lejano, la acción decidida y comprometida que se hace proyecto grande o pequeño.
Un hombre que cogió un grano de mostaza y lo puso en su jardín. Una mujer que cogió levadura y la mezcló con tres medidas de harina.
Alguien que con su historia quiso construir.
Alguien que su mirada supo transformar.
Hace 150 años cambió tu vida.
Luis Peñaranda, Equipo de Titularidad