En oración y acción: un camino de respuesta en Cuaresma

La Cuaresma es un tiempo de preparación, de conversión y de encuentro con Dios. Son cuarenta días que nos invitan a hacer una pausa en nuestro camino para reflexionar, para ver con nuevos ojos, para sentir con un corazón dispuesto y para abrazar con la misericordia de Dios. En este tiempo, somos llamados a responder a la invitación de Jesús a transformar nuestra vida desde la oración y la acción.
Dale al “pause”: un alto en el camino
El ajetreo de la vida diaria nos arrastra, a menudo sin darnos cuenta de hacia dónde nos dirigimos. La Cuaresma es ese momento en el que la Iglesia nos dice: “¡Párate un momento!”. Detenerse no es perder el tiempo, sino regalarse un espacio para escuchar la voz de Dios. Es la oportunidad de revisar nuestro camino, de preguntarnos si estamos caminando hacia lo esencial o si nos hemos desviado sin darnos cuenta.
Es tiempo de volver a Dios, de permitirle entrar en nuestra vida y de disponernos a responder a su llamada.
Aprender a VER: Mirar con los ojos de Dios
En nuestra sociedad, el exceso de información y la saturación de imágenes pueden endurecer nuestro corazón. Nos acostumbramos a la pobreza, a la injusticia, a la violencia… y la indiferencia puede instalarse en nosotros sin que lo notemos. La Cuaresma nos invita a mirar la realidad con los ojos de Dios, a ver con amor y compasión, a descubrir en el rostro del otro la presencia de Cristo.
La oración nos ayuda a entrenar esta mirada. En la intimidad con Dios, descubrimos cómo nos mira Él: con misericordia, con ternura, con esperanza. Y cuando aprendemos a mirarnos así, podemos empezar a ver a los demás de la misma manera.
Aprender a SENTIR: Un corazón disponible
El egoísmo y la comodidad pueden anestesiar nuestro corazón. Nos encerramos en nuestras preocupaciones, en nuestros problemas, y nos olvidamos de los que sufren cerca de nosotros. La Cuaresma es un tiempo para despertar, para abrirnos al dolor del mundo y dejar que nos afecte.
Privarnos de aquello que nos distrae del otro nos ayuda a redescubrir la verdadera empatía. El ayuno cuaresmal no es solo abstenerse de algo, sino despojarnos de lo que nos aleja de los demás, para así sentir más profundamente el sufrimiento de quienes nos rodean y actuar con compasión.
Aprender a ABRAZAR: Una respuesta activa
No basta con ver y sentir; la verdadera conversión se traduce en acción. La limosna, entendida en su sentido más profundo, es compartir con el otro, es dar de nosotros mismos, es salir de nuestro propio mundo para acoger y acompañar.
Antes de abrazar al prójimo, experimentemos el abrazo de Dios. Él nos dice: “No me importan tus errores, me importas tú”. Desde esa certeza, estamos llamados a ser reflejo de ese amor para los demás: abrazar como Dios abraza, escuchar como Dios escucha, levantar como Dios levanta.
Somos Respuesta de Dios
Esta Cuaresma, el objetivo de este curso nos invita a vivir este tiempo en oración y acción, siendo respuesta de Dios en el mundo. Que este camino nos ayude a redescubrir el sentido profundo de nuestra fe y nos impulse a transformar nuestra vida y la de los demás con gestos concretos de amor y servicio.
Paremos, miremos, sintamos y abracemos. Porque en cada uno de estos pasos, Dios nos espera para guiarnos hacia la Pascua, la gran fiesta de la Resurrección, donde todo vuelve a comenzar con esperanza renovada.
Descubre lo último en nuestro blog:
- Avanzamos con Spínola Solidaria en la construcción de una escuela para la vida
- En oración y acción: un camino de respuesta en Cuaresma
- El Encuentro de Educadores nuevos y veteranos nos regala el diálogo entre generaciones para agradecer el pasado y dibujar el futuro
- El equipo curricular de infantil investiga modelos educativos basados en la confianza, el cuidado y el respeto a la infancia
- Pascua Spínola: Jesucristo, respuesta para el mundo
Etiqueta:Cuaresma, Navidad, Oración, Pastoral, Pastoral Spínola