Agradecimiento a todos nuestros educadores

¡Terminamos!
Un curso inolvidable.
Recordaremos el curso 19-20 con muchas palabras distintas: pandemia, estado de alarma, confinamiento, distancia social, mascarillas, hidrogel, aplanar la curva, webinar, videoconferencias, teletrabajo, nueva normalidad, desescalada… Pero fundamentalmente lo recordaremos por las experiencias vitales que nos han afectado personalmente, a todos y en cualquier rincón del planeta. Experiencias que nos han dejado a la intemperie, el sufrimiento en todas sus dimensiones: enfermedad, soledad, impotencia, debilidad, vulnerabilidad, no ver, no saber, no entender, no salir, no tocar, no abrazar, depender, esperar, parar, miedo… y muerte, la muerte de tantos y tantos, la muerte de algunos de nuestros familiares y personas más queridas… Y también cariño, cuidado, apoyo, solidaridad, sentido de familia.
La historia oficial de este final de curso quizá se narre en algún libro en el marco de un gran paraguas de experiencias genéricas o en una buena cronología del virus y las fases de la desescalada. Pero todos sabemos que la historia de este tiempo de pandemia solo será verdadera y completa si se cuenta desde las pequeñas historias personales.
Y esta parte de la historia, la entretejida con vuestras historias, es lo que como Fundación Spínola queremos agradeceros hoy. Cada uno de vosotros habéis escrito, en este momento tan difícil de la historia de la humanidad, páginas preciosas que construyen también la realidad y la vida.
Inolvidable aquel primer momento en el que se paralizó la vida. Nos despertamos en esta escuela en diáspora y poniendo encima de la mesa la mejor versión de cada uno. La no vuelta al centro y el teletrabajo se convirtieron en un nuevo reto en el que seguir siendo educadores.
Un tiempo inolvidable porque la vocación educadora se puso a liderar las decisiones, las acciones. Todos sacasteis lo mejor de vosotros mismos en favor de aquellos por los que trabajáis. Vuestra vocación se convirtió en brújula cuando no había caminos, “hicisteis camino al andar” y os siguieron alumnos, residentes y familias.
Inolvidable porque en la intemperie que nos sobrevino se nos desplomaron apoyos, planes, esquemas. Quedó a la luz lo genuino, el cuidado de nuestra fragilidad, la de nuestros alumnos y familias. Todos en el mismo barco. Os crecisteis en generosidad y entrega ante la adversidad.
Sin saber si la tormenta se calmaría o si la aparente calma de algunos días era o no definitiva, vivir en el presente se impuso. Fuisteis capaces de manejar con flexibilidad y confianza en el proyecto lo urgente e importante cada día.
Transformasteis la herramienta digital, ajena y fría hasta ese momento, en un lugar de encuentro cargado de conversaciones, aprendizaje e ilusión. Abristeis vuestra casa y también entrasteis en la de vuestros alumnos y residentes. Y se coló no solo el aprendizaje, también la relación, la emoción, la vida y la fe. Convertisteis la tecnología en aliada. Llegasteis mucho más lejos y de otros modos. Creasteis nuevas posibilidades celebrativas de sentir y hacer colegio.
La vida está llena de paradojas y en el contexto más complejo de esta época, todos recuperamos humanidad. Sin duda, se termina un año inolvidable.
Alumnos, profesores y familias nos hemos igualado al vivir experiencias de vulnerabilidad, incertidumbre, fragilidad. Y también aquí, como gran equipo, desplegasteis una red capaz de sostener, apoyar y cuidar. Ante la debilidad, el no saber, el no poder, el cansancio, la inseguridad y la frustración se activó un nuevo virus: escuchar, facilitar, comprender, ayudar. La vida al servicio de la vida, en directo. Inolvidable.
En estas preciosas páginas de historia que habéis escrito en la vida de los otros, la música y la letra dicen mucho de lo que somos como familia Spinola: alegría, gratuidad, sencillez, relación, cuidado de la persona, cercanía, transformación del mundo, trascendencia, agradecimiento… Subrayan vuestra enorme vocación educadora. Fundamentalmente hablan de amor. Son, sin duda, imagen de un Amor más alto, más grande, infinito…
Podríamos actualizar hoy este texto de Pablo, desde la mirada de este tiempo de pandemia:
¿Quién nos separará del amor de Cristo?
¿Tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro, espada?
Como está escrito:
Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
somos contados como ovejas de matadero.
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Romanos 8:35-39
Nada nos separará del amor de Dios.
Gracias por transparentar este Amor. Anunciarlo no es más que dar gratis tanto recibido y mirarnos como Él nos mira. ¿Y no es esto lo que habéis hecho durante este tiempo en muchos momentos pequeños y sencillos? Estar cerca, cuidar, seguir a pesar del cansancio y la frustración, convivir con la vulnerabilidad y la fragilidad, siempre con el máximo cariño aún en el sufrimiento y preocupación. ¿A quién se le puede olvidar este año?
¡Sí! Es un curso inolvidable. Rescatemos lo vivido y hagamos que se pose en nuestro fondo, que en la calma de este tiempo de descanso que viene, se asiente.
El Equipo de Titularidad, de manera sencilla y verdadera, os queremos agradecer a cada uno, en su situación y circunstancia, todo lo que habéis puesto en juego, todo lo vivido. Es deslumbrante lo que nos hemos regalado unos a otros y ante esto solo cabe decir: gracias. Una palabra pequeña, sencilla, frágil y verdadera
Hacemos propio el mensaje de san Pablo a la comunidad de Filipo, dirigido ahora a vosotros educadores Spínola:
Gracia y paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. Siempre que nos acordamos de vosotros, damos gracias a Dios; y siempre que le pedimos cualquier cosa por todos vosotros lo hacemos con alegría, por vuestra participación en el anuncio de la Buena Noticia, desde el primer día hasta hoy. (Adaptación Filipenses 2,6)
Os deseamos un merecido descanso a todos y… ¡que lo vivido se pose!
Mariló González Neira, adc
Directora General
Fundación Spínola