Acercándonos al lema de este curso ¿Qué significa mi vida?
En una serie de cinco publicaciones, queremos compartir las reflexiones del catedrático Pedro Gómez sobre el lema de nuestro Objetivo general para este curso 2024-2025. Gómez, doctor en Economía y licenciado en Teología, profundiza en estos textos sobre lo que significa sentirnos respuesta y ser parte del proyecto de Dios.
El lema elegido este curso por la Fundación Spínola para orientar a sus centros de enseñanza se expresa en una frase audaz, pero cierta: “somos la respuesta de Dios”. Este eslogan que pretende precisar la intención educativa fundamental de todos los colegios suscita, de inmediato, varios interrogantes: ¿Para qué preguntas o situaciones somos nosotros respuesta de Dios? ¿Quién hace esas preguntas y desde dónde? ¿No será demasiado pretencioso pensar que nosotros podemos ser esa respuesta? ¿De qué manera podemos responder “como Dios manda”? Estas y otras preguntas similares nos ayudan a discernir cual es la misión esencial de las instituciones educativas de inspiración cristiana, cual es hoy la tarea básica de sus educadores y qué propuesta de vida deberían encontrar los alumnos que acuden a nuestros centros. Exploremos algunas potencialidades de este lema.
¿QUÉ SIGNIFICA MI VIDA?
Sin duda, la pregunta más importante y radical que se puede plantear un ser humano es “qué significa mi vida”. Ella nos guía hacia otras afines: ¿por qué vivo?, ¿qué valor tiene la vida?, ¿para qué vivir?, ¿cómo acertar en la vida?, ¿qué puedo esperar en la vida? Precisamente, el sentido último de los centros educativos cristianos es ofrecer –con convicción y en libertad– una respuesta a estas cuestiones a partir de la luz que emana de la persona y la vida de Jesús de Nazaret entendido, al mismo tiempo, como la fórmula magistral de la realización del ser humano y la máxima cercanía de la caricia de Dios a nuestra historia.
Pero hablamos de la vida y hay muchas maneras de concebirla y realizarla. Algunos no viven la vida como protagonistas conscientes de la misma, sino que, por decirlo de alguna manera, “la vida les vive a ellos” mediante la sucesión de acontecimientos que se van produciendo en ella sin previsión o elección. Para otros, la vida es una casualidad que tenemos que aprovechar al máximo, buscando y “estrujando” las oportunidades de disfrutar que aparecen en nuestra existencia y sin hacer un mayor cuestionamiento de su origen o meta. Otros viven a merced de los numerosos estímulos externos que reclaman nuestra atención, actuando de una forma refleja ante ellos, desconectados de sí mismos y de lo más profundo de su conciencia. No faltan tampoco quienes consideran la vida un proyecto en el que plasmar sus aspiraciones, valores o ideales que pueden tener por centro a ellos mismos (estudios, carrera profesional, familia) o al conjunto de la sociedad (política, acción social, cambio cultural).
En los ejemplos anteriores hay un elemento común que consiste en que la persona articula su vida desde sí misma, sus intereses, sus deseos y sus necesidades. Sin embargo, el Evangelio propone una forma alternativa de entender la vida que, encarnada en el propio Jesús, se formula de un modo realmente paradójico: “el que quiera salvar su vida la perderá y el que la pierda por mi causa la encontrará” (Mt 16: 25). O, dicho con otras palabras, tendrá una alegría “completa” (Jn 15: 11), tendrá una “vida abundante” (Jn 10: 10), tendrá una vida plena o “eterna” (1ª Jn 5:13). Precisamente adoptar ese género de vida -sobre el que vamos a reflexionar brevemente- nos convierte en respuesta de Dios para los demás y para nosotros mismos.
En los próximos días, publicaremos nuevas reflexiones de Pedro Gómez sobre nuestro lema “Somos respuesta de Dios”
- Celebramos el décimo aniversario de la Fundación Spínola agradeciendo la red educativa que tejemos entre todos
- Más allá de corregir: cómo transformar la evaluación en aprendizaje en el aula
- El primer encuentro de Celia y Marcelo
- “Raíces para volver, alas para volar”. Vivencias del Encuentro de Familia Spínola
- ¿Qué papel tiene la escuela católica hoy? Construimos el sentido de nuestro proyecto curricular
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