En el campamento “Éxodo” de 3º y 4º de ESO aprendieron a liberarse de las ataduras que les impiden ser ellos mismos y descubrir a Dios
Basado en el Libro del Éxodo, el campamento para alumnos de 3º y 4º de ESO en el verano Spínola revive la experiencia del pueblo de Israel en su camino hacia la libertad. “Éxodo” es la forma de que los jóvenes consigan descubrir a Dios a través de juegos, dinámicas y actividades. Así, les permitía acercarse a Dios de manera divertida mediante la experiencia del pueblo de Israel. Celia Juarez Lanzón explica su percepción, sus emociones y cómo fue poco a poco entendiendo el objetivo final: que cada uno se liberara de las ataduras que les impiden ser uno mismo y se acerquen a descubrir el tesoro interior de los demás.
Mi experiencia en el campamento de 3º y 4º fue francamente inolvidable. Comencé un tanto insegura al respecto; dándole vueltas a la idea de que se me pudieran hacer pesados tantos días de campamento, pero con el presentimiento de que iba agradecer haber querido ir a pesar de mis inquietudes iniciales.
La llegada al campamento hizo que se resquebrajara mi barrera de inseguridades, pues los monitores y animadores nos recibieron como si nos halláramos en Egipto y fuésemos sus esclavos, lo cual nos sorprendió a todos pues era totalmente inesperado. Dejamos nuestro equipaje y nos reunimos juntos, donde nos contaron de qué trataba la temática y nos dieron la bienvenida al campamento.
Conforme iban transcurriendo los días, fuimos uniendo experiencias con los monitores y alumnos de otras ciudades: compartiendo nuevas vivencias, conociéndonos con más profundidad, acercándonos a sus realidades, etc. que nos hacían ganar en confianza y amistad.
Cada vez el final se veía menos lejano y empezaba a querer que se parara el tiempo, a su vez, comenzaba a entender plenamente el mensaje que transmitía el campamento: que cada uno de nosotros se liberara de las ataduras que nos impiden ser uno mismo. Poner esto más en práctica me permitió conocer verdaderamente el tesoro interior de ciertas personas y me acercó muchísimo a ellas.
Finalmente, llegó el último día y empezaron las despedidas: llenando nuestros cuadernillos de dedicatorias y firmas, haciéndonos fotos… Fue una mañana emocionante. En el autobús de vuelta, entre cantos a todo volumen y risas, me di cuenta de que había sido una experiencia que me había hecho crecer como persona y ser yo misma. Agradezco la dedicación de los monitores y animadores y la presencia de tantas personas que han dejado huella.
Recogemos en imágenes algunos de los mejores momentos del campamento “Éxodo” en Corteconcepción:
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