“La Pre-Pascua ha supuesto para mí una experiencia de interioridad increíble, me acuerdo de ella y me siento agradecido”
Del 24 al 26 de marzo se daban cita en la Casa VillaPaz de El Centenillo un grupo de Jóvenes Spínola dispuestos a vivir una nueva experiencia de inmersión y oración. La Pre-Pascua. Álvaro Infante López, antiguo alumno del Colegio Cardenal Spínola Huelva, nos cuenta cómo lo vivió en las siguientes líneas:
Primer día
Cuando me ofrecieron la oportunidad de la Pre-Pascua, no tenía muy claro qué me iba a encontrar al llegar a El Centenillo. Por una parte, me generaba un poco de duda no conocer a los que iban, pero me lancé con mucha ilusión y sobre todo con la seguridad de que lo que me tocase vivir iba a ser una experiencia inolvidable.
No éramos un grupo demasiado grande y eso facilitó crear un ambiente muy acogedor. Todos eran muy simpáticos y agradables y veníamos con la misma inquietud de encontrarnos con Dios, poder ahondar en nuestra Fe y pararnos en su importancia cotidiana.
Rápidamente, nos vimos inmersos en la historia del pueblo de Israel, desde la creación del mundo, pasando por los patriarcas y la destrucción y reconstrucción de los templos de Jerusalén, hasta el nacimiento de Cristo. Esa misma noche hicimos nuestro primer compromiso todos juntos ante el pesebre.
Segundo día
Al día siguiente, tras un poco de Chi Kung (unos movimientos que ayudan al control de la respiración), seguimos conociendo más a fondo la figura del Mesías y cómo influyen nuestras creencias en nuestro quehacer cotidiano, cómo hacemos lo que hacemos porque creemos en lo que creemos. Tuvimos un momento muy emotivo y cercano adentrándonos en la Eucaristía y en el amor de un Dios que es visible y sensible. Como decía Marcelo Spínola, nos dimos cuenta que «La eucaristía es pues, amor. Allí todo al amor sirve.» También trabajamos el sacramento del Bautismo y como Dios es agua viva que se introduce en nuestras grietas más pequeñas para empaparnos. En ese momento se nos hizo la invitación de salir e hicimos una ruta en la cual, del mismo modo en el que Jesús llamaba a los apóstoles, fuimos llamados a seguirlo. El momento sin duda más sobrecogedor fue al llegar a la cima de las llamadas «dunas», en las que reflexionamos tras haber vivido la pasión y muerte de Jesús. Y tras un silencio, volvimos a la casa para encontrarnos que ¡Jesús había resucitado! Lo celebramos en una velada de cantos y bailes hasta que no podíamos más. Como cierre del día, vimos las estrellas en un cielo tan lleno de ellas que abrumaba.
Último día
El ultimo día, después de nuestra matutina sesión de Chi Kung, reflexionamos sobre la importancia en nuestra vida de la Resurrección y cómo este hecho nos toca y nos transforma. Nos pusimos en camino por parejas, un rato que me permitió conocer a mi compañera más a fondo. Tras una Eucaristía muy conmovedora compartida con los voluntarios que se van este año a Angola con Spínola Solidaria, volvimos a la casa, un poco entristecidos, sin ganas de despedirnos, dándonos cuenta de que ya tocaba la vuelta a los lugares de origen, sabiendo que no nos íbamos iguales a como llegamos.
La Pre-Pascua ha supuesto para mí una experiencia de interioridad increíble, me acuerdo de ella y me siento agradecido. Agradecido a mis compañeros, personas increíbles que tanto me han enseñado, a los organizadores, por todo el cariño que han puesto en cada pequeño detalle y, sobre todo, a Dios, por darme la oportunidad de acercarme un poco más a Él.
«Todo lo que Él toca se vuelve joven, se hace nuevo, se llena de vida.»
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