La Misión Rural en Benarrabá: Una experiencia de servicio que marca un “punto y aparte” como cristiano
Una vez concluida la Misión Rural en Benarrabá, toca rescatar recuerdos y saborear lo vivido. La localidad de Benarrabá, en la serranía de Ronda, recibe a los chicos y chicas Spínola con los brazos abiertos, dispuestos a aprender unos de otros, a convivir y a crear una verdadera comunidad viva en la fe.
Esta es una experiencia que se vuelve inolvidable, “un punto y aparte”, una “desconexión” para volver a conectar con lo más importante. Así son las palabras en primera persona de Juan, un alumno del colegio Sagrado Corazón de Linares, que nos deja su testimonio para trasladarnos a esta experiencia de auténtico servicio:
Para mí esta experiencia de misión ha sido un punto y aparte en mi vida como cristiano. He podido reencontrarme con amigos y ha sido momento de conocer a muchos otros.
La experiencia de haber ayudado a los niños del pueblo de Benarrabá con algunas de sus materias escolares, las cuales más le cuestan, o con las catequesis que hacíamos que aprendieran siempre alrededor de la fe, hacerles compañía a los mayores para que no se sientan tan solos como algunas veces se sienten, el vivir en comunidad, tener que trabajar todos juntos para que podamos disfrutar de la misión… Ha sido emocionante.
A parte de todo lo contado anteriormente no solo hemos tenido tiempo para los demás sino que también hemos sacado tiempo para nosotros, hemos tenido espacios para conectar entre el grupo y acercarnos a Dios de diferentes maneras viviendo las injusticias; como las guerras o el hambre y recapacitando sobre ellas, los rivales de Dios como el poder, el placer y el poseer, y aprendiendo que los profetas denuncian y anuncian y que estos actúan de forma desinteresada.
Pero de la misión no solo nos llevamos personas, también nos llevamos recuerdos que se quedarán en nuestro corazón para siempre y enseñanzas que nos han hecho crecer como personas. Gracias a las diferentes actividades propuestas, hemos tenido a nuestros profetas muy presentes siempre, incluso les escribimos una carta para recordarles que deben seguir siendo nuestros profetas y que nos tienen que seguir guiando por el camino de la fe.
Sin duda la misión rural ha sido un momento para desconectar y volver a conectar con nosotros mismos y con el pueblo de Benarrabá y su gente. Gracias por la acogida y gracias a todos los animadores por hacer que esta experiencia sea un momento inolvidable para nuestras vidas.
Juan Prieto Gálvez,
Alumno del colegio Sagrado Corazón de Linares
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