Una Pausa con la Palabra ayuda a los educadores a detenerse para encontrarse con uno mismo y con Dios

En medio del ritmo acelerado de la vida y de la intensidad del día a día, encontrar un espacio para detenerse, escuchar y reconectar con lo esencial se convierte en un regalo. Con este propósito, los pasados 22 y 23 de enero, un grupo de educadores Spínola vivió la experiencia Una Pausa con la Palabra, dentro del programa de Jornadas Respiro y Espiritualidad que se ha impulsado de nuevo este curso tras la gran acogida del anterior.
Recogemos la vivencia en primera persona de Ignacio Vázquez de la Torre, que comienza agradeciendo esta oportunidad: “Qué complicado es ver a gente que se reúne sin complejos y con confianza para hablar de su Fe” esta frase se repetía a lo largo de la jornada. ¡Qué razón tiene! Qué bonito que se nos den estos espacios de encuentro con nosotros mismos, con Dios y con nuestros compañeros”.
Bajo la guía de María Isabel Macarro, adc, se reunieron sin prisas, sin exigencias, simplemente abiertos a escuchar lo que la Palabra de Dios quería decirles. Qué necesario y enriquecedor resulta hacerlo.
Un grupo diverso, un mismo anhelo
En esta experiencia compartieron el camino personas con diferentes realidades de vida: “Personas que viven en familia con hijos, que viven solas, que viven en pareja, que viven con sus padres o que viven en comunidad, un grupo diverso, pero con un interés común, parar para respirar en la vorágine del día a día y en la intensidad que vivimos en nuestros coles. Pero no un respiro cualquiera, sino un respiro con la Palabra Dios”, relata Ignacio. Este era el propósito; hacer una pausa para respirar, para encontrarse con Dios y con ellos mismos.
Porque no se trató solo de detenerse, sino de hacerlo con sentido, de sumergirse en la Palabra para que les hablara al corazón.
Agradecidos por el encuentro
Al finalizar la experiencia Una Pausa con la Palabra, cada uno de los participantes se llevó consigo algo valioso. Como expresa Ignacio: “De esta experiencia me llevo aprender a valorar el encuentro con otros miembros de nuestra comunidad educativa, a ser capaces de encontrar en nuestra rutina un tiempo para dedicarnos a nosotros mismos, para tomar conciencia de cómo estamos y para descubrir qué nos quiere decir Dios cada día. En definitiva, me vuelvo a casa agradecido por tener estos espacios para reconectar con lo verdaderamente importante.”
Desde la Fundación Spínola, seguimos apostando por generar estos espacios de Respiro y Espiritualidad, donde cada persona pueda encontrarse consigo misma, con Dios y con los demás, desde su propio momento vital y sin presiones. Porque hacer una pausa no es detenerse, sino avanzar con mayor claridad y propósito.
Ignacio Vázquez de la Torre
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