Un proyecto curricular para el bien común con mirada Spínola
La ruta del equipo de Proyecto Curricular de la Fundación Spínola continúa. Desde el curso pasado un grupo de 45 educadores de todos los colegios Spínola trabaja para elaborar un currículum propio, con sentido, al servicio de los alumnos y en línea con nuestra misión y visión. A la vez, generamos un proyecto propio bajo la normativa de la ley de educación LOMLOE.
Los pasados 6 y 7 de marzo vivimos unas jornadas de trabajo en equipo con Antonio Roura, director de la revista Religión y Escuela, el modo de expresar nuestra identidad a través del currículum; misión de la escuela católica hoy. Nos sentimos muy agradecidos por su ayuda para comprender el currículum desde los marcos internacionales con la mirada puesta en Mateo, 25.
En esta ocasión también contamos con el equipo de Spínola Solidaria, la ONGD con la que compartimos identidad carismática. Con ellos queremos jugar a aprenderlo todo. Creamos nuevas fichas desde cada materia, situaciones de aprendizaje con la narrativa del bien común. Trabajamos para encontrar las claves de un currículum para el bien común con mirada Spínola.
CAMBIAR LAS REGLAS DEL JUEGO
Conocemos la experiencia de estas jornadas de trabajo desde dentro con las palabras de Paloma García de Viedma Lapetra, educadora del colegio Sagrado Corazón de Sevilla:
¿Recordáis ese momento en que de repente se te encendía la bombilla y ese problema de matemáticas que no entendías y querías hacer de forma mecánica (¿es de sumar o de restar?) parecía lo más fácil y evidente del mundo? Pues un poco así me sentí yo tras la presentación de Antonio Roura el otro día. No es que no supiera la mecánica, qué tenía que hacer para cumplir con la LOMLOE, es que me cambió el sentido por el que lo hago, cambió el foco.
“Tenemos que enseñarles a gestionar el conocimiento y eso implica enseñarles que no todo es válido, que éste tiene que humanizarse”.
Ya me pasó cuando trabajamos hace un par de cursos el preámbulo. Esa ley de la que todo el mundo se quejaba, tenía un sentido y sobre todo un objetivo; nuestros alumnos. Pero esta vez no solo el centro está en ese sueño de cómo queremos que sean cuando acaben el cole. Además lo hemos impregnado de nuestro sentido, lo hemos pasado por el Evangelio, y todo cambia cuando le pones a Él en el centro.
Y una vez que sucede, cambias las reglas del juego, y como hicimos con Rebeca Collado y Thais Casado, de Spínola Solidaria, pasamos a generar nuestro propio juego: aquel en el que los objetivos los elegíamos nosotros y no un listado de saberes. Poner los saberes al servicio de ese “Educar con el corazón” que llevamos dentro y no a la inversa, te hace cambiar el foco, buscar alternativas para generar cambios en la forma de trabajar.
NUESTROS VALORES: UN MODELO DE EDUCACIÓN CURRICULAR
El trabajo es el mismo, incluso más. No nos va a rebajar el nivel de papeleo, ni cambia que nuestros alumnos aprendan todo eso que hemos enseñado estos años. Pero sí da un empujón para que nos pongamos a pensar, a darle vueltas y rompamos con la mecánica de otros momentos. Hacerlo en grupo, revisando y analizando entre todos da unidad, coherencia.
“Esa ley de la que todo el mundo se quejaba, tenía un sentido y sobre todo un objetivo; nuestros alumnos”
Tenemos que enseñarles a gestionar el conocimiento y eso implica enseñarles que no todo es válido, que éste tiene que humanizarse. La propia ley nos marca en cada competencia esa necesidad de educar para la ciudadanía global, para el desarrollo sostenible y la salud y bienestar, por lo que se alinea con nuestro proyecto educativo con facilidad.
Nuestros valores y sentir desde Spínola Solidaria ya no son un añadido, se han convertido en un modelo de educación curricular. Eso que antes intentábamos hacer, ahora es la propia ley quién nos lo pide. Centrémonos en la persona, en el mundo. Ahora toca plasmarlo. Y entre todos, es más fácil.
Paloma García de Viedma Lapetra, Jefe de estudios del colegio Sagrado Corazón Sevilla.
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