Transformación de la realidad, uno de los focos de nuestro objetivo del curso, clave en la reunión de Pastoral
Durante los días 16 y 17 de octubre tuvo lugar la primera reunión de coordinadores de pastoral, delegadas y algunos otros miembros de los equipos de pastoral de los centros de la Fundación Spínola. Este encuentro se vivió en dos lugares distintos: el colegio Cardenal Spínola de Linares “El Cerro” y el CEI Sagrado Corazón de Linares, y la casa de la Congregación de las Esclavas del Divino Corazón en El Centenillo (Jaén).
En estas jornadas los educadores se acercaron a la realidad del barrio de El Cerro, el impacto del colegio en su entorno y trabajaron objetivos del área de Pastoral, sus propuestas para este curso y el sentido de trabajar en red.
“EL CERRO” UN BARRIO CON UNA HISTORIA QUE COMPARTIR
Paco Ortega, director del colegio Cardenal Spínola de Linares comparte su testimonio del encuentro en Linares.
“El primer día inició con un momento de encuentro entre todos y a continuación, un momento muy especial, que se convirtió en una experiencia memorable. En este, los participantes tuvieron la oportunidad de disfrutar de dos tiempos distintos, uno en el que escucharon testimonios por parte de diferentes miembros de la comunidad educativa del colegio y CEI: voluntarios, trabajadoras, antiguos alumnos, familias… Y otro en el que se pudo visitar la barriada de “El Cerro” acompañados de antiguas alumnas que hoy día son mamás de nuestros alumnos. Se compartieron vivencias, testimonios, relatos… muy emotivos para todos los participantes.
Por todo ello, la comunidad educativa de nuestro centro, queremos agradecer al ámbito Pedagógico Pastoral de la Fundación Spínola que pensara en nosotros, nuestras familias, nuestros alumnos, nuestro barrio…Para comenzar este encuentro. Nos encanta que nos visitéis. Y también queremos agradecer a todos los compañeros que han participado en el encuentro: su interés, su entusiasmo, sus palabras de agradecimiento… Deseamos que el momento vivido, os haya dejado huella y que en algún pequeño huequecito de vuestro corazón se haya quedado un poquito del Cerro.
RECORDAMOS A TANTAS PERSONAS IMPLICADAS EN NUESTRA COMUNIDAD EDUCATIVA DEL CERRO
Aunque todas estas vivencias y testimonios no serían realidad si no hubiera sido por personas como Madre Belén, Madre San Pablo, H. Rosario, H. Dolores, H. Domi, H. Adela, H. Leonor, H. Josefina… Y otras muchas religiosas Esclavas del Divino Corazón que nos dejamos en el tintero y que dejaron su vida por este, su barrio y sus familias. No queremos olvidarnos de otras muchas personas que entregaron su vida por ellos, y que para muchos de nosotros, hasta ahora habían sido anónimas, pero gracias a los familiares de mayor edad y a sus testimonios pudimos ser partícipes de su obra. Entre todos ellos queremos citar a Irene Jiménez, antigua cocinera que trabajaba con Madre San Pablo y que a través de los propios testimonios de las familias nos hicieron presente todo lo que hizo por ellos, por el barrio… Por los que entregó su vida y puso a su disposición todo cuanto tenía.
Todas las personas mencionadas y otras muchas más, son ejemplo de lo que verdaderamente es sentirse llamado por Dios, y como dice el objetivo general del presente curso, de tratar en todo momento de hacer mejor la vida y buscar el bien común por encima de todo. Legado que todos los presentes hoy día nos sentimos orgullosos de intentar continuar.”
CONECTADOS Y COORDINADOS
Al día siguiente, todos los educadores tuvieron una jornada más reflexiva de conexión con la naturaleza en El Centenillo. Desde donde pudieron compartir y conectar con los objetivos estratégicos del curso. La educadora Cristina García del colegio Cardenal Spínola de Huelva, nos cuenta su experiencia en este lugar:
“El viaje al Centenillo se hizo un camino de reflexión, donde la experiencia vivida durante la mañana hacía caer en la cuenta de cuánto sentido sigue teniendo el proyecto que un día iniciaran nuestros fundadores y cuan afortunados somos de ser parte del mismo.
Habiendo vivido de primera mano el propósito de Marcelo y Celia, no nos resultó difícil aterrizar en los por qués del equipo del que somos parte. Recordar lo que somos, cómo nos organizamos y nuestro objetivo fue el vehículo que nos llevó a aterrizar en una reflexión de la sociedad en la que vivimos vista desde diferentes ámbitos. Poco a poco íbamos sintiendo que nos acercábamos a algo mucho más grande, algo que, considerando a todas las personas que allí estábamos, sería el resultado de un trabajo hecho a fuego lento y contando con todos.
Para ello, conectar con la naturaleza, con nosotros y con Dios resultó clave para dar sentido y concretar hacia dónde iría nuestro trabajo, nuestra ilusión y nuestro esfuerzo para desmembrar un plan estratégico que nos llevase a soñar con unos equipos de Pastoral conectados y coordinados, donde compartir sería el eje vertebrador del proyecto que se estaba conformando.
Despedirse de este encuentro de trabajo y reflexión nos hizo sentirnos agradecidos de la oportunidad vivida y, tal y como Marcelo Spínola diría “Cuanto mayor sea nuestro agradecimiento mayor será nuestro amor”.
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